―Oye, he visto a una amiga, ¿Me disculpas? ―Lianett que ya se había olido las intenciones de Serena, se puso en pie al verla colgar el móvil. ―Nos vemos después. ―El chico sin resistirse se despidió de ella.
―Vaya, no sabía que dejarías de lado una buena charla por mí. ―No mostró lo molesta que estaba, ¿Por qué había dejado de hablar con el chico si se veía bastante feliz?
―Digamos que decidí terminar de almorzar con una vieja amiga. ―Lianett tomó asiento sin ser invitada. ―Y dime, Serena. ―Suspiró mirándola a los ojos con burla. ―¿Creíste que podrías hacerme lo mismo que antaño?
―¿De qué hablas? ―Preguntó Serena a la defensiva, justo cuando Barak se paraba tras de ella sin que lo notara.
―Verme con alguien en la situación más inocente posible y llamar a mi marido para envenenarlo y que me haga un espectáculo. ―Barak endureció el gesto al escuchar a su esposa y recordar todas esas veces en la que castigó a cualquier hombre que se le acercaba a su esposa a pesar de que ella le impl