Barak miró a su mujer y suspiró pesadamente, nunca en todo lo que lleva de vida había sido castigado tantas veces. Encontrar a su mujer no solo le dio felicidad, sino que ha experimentado cosas que no le gusta en lo absoluto.
―Muñequita, no podemos llegar tarde a la junta y nuestros hijos desean que seamos nosotros los que los llevemos al colegio. ―Lianett actuó como si nadie le estuviera hablando, lo ignoró de tal manera que Barak se sintió invisible. ―¿Quieres fingir que no estoy aquí? Porque puedo demostrarte que soy de hueso y carne justo como te lo he estado demostrando los últimos días. ¡Te voy a føllar hasta que reconozcas mi presencia! ―Lia se tensó al sentirlo pegarse a su espalda.
―No me enfurezcas, Barak, deja de apurarme. ―Se despegó y giró para mirarle de frente. ―Si tan apurado estás por llegar a tu trabajo y pasar todo el tiempo del mundo con tu asistente, entonces lárgate que yo me voy aparte.
―¿Te estás escuchando? ―Barak por poco despeina su perfecto moño. ―¡Estás