—No me tocó. —Desvió la mirada dejando más descuadrados al público que no perdía detalle. —No pude hacerlo. —Clément se sintió humillado. Consideró que ella no se había entregado a él por miedo, pero todo era por el padre de sus hijos.
—Sabrás de mí. —Clément miró directamente a Barak antes de salir enfurecido.
—Saca a los invitados. —Ordenó Kenji al ponerse el móvil al oído para que los chismosos se largan. —¿Señor? —Miró impaciente la marcha de Clément, esperando la orden de su jefe.
—Tranquilo, mi muñequita dio una orden. —Lianett respiró aliviada. —¿Ves hasta dónde llega tu enojo? —Le acarició las mejillas. —Me asustaste en serio, muñequita. Creí que te perdería para siempre. —Lianett se abrazó a él.
¿Acaso él sabía que ella no se casaría? No supo la respuesta, ni ella misma sabía que llegaría a dejar plantado en el altar al hombre que la presionó para hacer una gran boda en solo un mes.
—Tú me orillaste a esto. —Sollozó recibiendo ese beso que la desarmó por completo.
—Un