ASHTON GARDNER
Estaba en la cama con Liss en mis brazos, y Erick durmiendo con su osito, no podía dormir, no después de lo que pasó esa noche con Marcus.
Ese hijo de puta desenterró algo que pensé había olvidado y que nadie sabía.
Seis años antes...
Esa noche, estaba en el club. Había ido a cerrar un trato, no a quedarme. Pero al pasar cerca de la sala de póker, escuché su voz.
No la de ella.
La de Marcus.
— ¡Vamos, una mano más! ¡Doble o nada! —decía riendo con ese tono altanero que usaba cuando estaba borracho.
Me detuve a mirar.
Jugaba contra tres hombres. Dinero sobre la mesa. Y un tipo… uno de sus “amigos”, ese al que le gustaban las mujeres difíciles, hablaba en voz baja.
— ¿Y si pierdes esta también, qué vas a apostar ahora?
— ¿Yo? —rió Marcus—. Si pierdo… te puedes llevar a mi esposa. Sé que te gusta, te he visto mirarla, aunque estoy seguro de que ganaré esta partida.
Rieron.
Pero yo no. Mi sangre se heló, y una ira me llenó mi corazón, como podía apostar a mi Liss.
Y luego,