LISSANDRA
Desperté con un sobresalto.
Algo no estaba bien.
El cuarto estaba en penumbras, solo iluminado por la tenue luz del pasillo que se colaba por la puerta entreabierta.
Miré a mi lado, esperando encontrar el calor de Ashton…
Pero no estaba.
Me incorporé con cuidado, sin despertar a Erick, que dormía profundamente abrazado a su osito.
Mi corazón empezó a latir más rápido.
¿Dónde estaba Ash?
¿Había salido sin decir nada?
Me puse la bata con manos temblorosas y bajé las escaleras descalza, el silencio de la casa me oprimía el pecho.
Cuando llegué al pasillo principal, solo había silencio y oscuridad, fui a su despacho y no había nada, solo un cigarrillo apagado y un vaso de whisky a medio tomar.
Mi corazón se hizo chiquito, sentía que algo estaba pasando, algo muy importante para que Ash me dejara sola en medio de la noche, salí des despacho y escuché el sonido de la puerta principal cerrándose.
Corrí hasta allí. Y entonces lo vi.
Ash.
Entrando, con el ceño fruncido, la respiració