Vestida con uno de los trajes negros de La Orden que Karan le dio, Hatsú se movía con sigilo. Camuflándose en la oscuridad, llevaba además una larga espada en la espalda. Al traje le hizo una modificación: le quitó del brazo el emblema dorado de la organización.
Desde aquel momento en que lucharon juntos dos semanas atrás, Karan había estado entrenándola en secreto por petición de ella. Se encontraban durante el día en un bosque apartado y allí el cazador le enseñaba a moverse, a usar su fuerza y aprovechar su destreza para tratar de dominar la psicoquinesis, la cual no se le daba bien.
 Ahora el cazador le enseñaba a pelear con la espada, arte nada sencillo, de hecho, le era bastante complicado. No acababa de realizar buenos ataques y aunque sentía que no necesitaba del arma para enfrentarse a los vampiros, tampoco quería luchar contra ellos como lo había hecho hasta ahora: semejante al monstruo de una película de terror que hunde las manos en el pecho de su oponente o le corta la ga