Nevan
Me tomé más tiempo de lo regular debajo de la ducha. Mi cuerpo ardía por el deseo, así que el agua fría era la esperanza para enfriar un poco mi libido.
¡Y eso que no estaba en mi tiempo de celo! No quería imaginar cómo sería ese proceso junto a Kaia. No si ella no estaba lista aún.
—¡Maldición! Es tan difícil refrenarme... —Le di golpes leves a la pared de cerámica.
Suspiré profundo.
El agua fría no sería suficiente para calmar las ansias de hacerla mía.
—Perdón por ser un irrespetuoso y cochino, pero es esto o salir corriendo de aquí, solecito.
Mi mano se envolvió sobre mi erección, y con su hermoso rostro en mi mente, fantaseé que recorría su cuerpo con mi boca, que la besaba sin inhibición alguna y que descubría qué se sentía estar dentro de ella.
Solo así pude calmar un poco mi libido.
Una hora después, salí a la sala. No me había atrevido a hacerlo antes porque me daba vergüenza mirarla a la cara después de todo lo que imaginé que hacía con su cuerpo mientras me auto estim