Kaia
Mis ojos no dejaban de abrirse con exageración, igual que mi boca, que permanecía entreabierta por la sorpresa. Mi corazón latía con fuerza y mis manos temblaban ligeramente. Estaba encantada, maravillada… no, más que eso: completamente fascinada.
Todo lo que veía era nuevo para mí, pero, al mismo tiempo, maravilloso.
Era como descubrir una parte de Nevan que desconocía, y me encantaba.
—¿No es grandioso? Tu novio tiene mucho talento —dijo Lana a mi lado.
Mi corazón palpitó con emoción. Me sentía orgullosa de él, encantada con todo lo que estaba descubriendo. Sin embargo, había una parte de mí —quizás la más insegura— que se sintió ligeramente excluida.
Nevan nunca me mencionó esto.
¡Ah, pero qué tonta era!
Si apenas llevábamos un día de novios.
Quizás Nevan solo era muy reservado con este asunto. Él siempre había sido un misterio.
Por lo tanto, era absurdo desesperarme por no saber esto. Estaba casi segura de que ni siquiera su madre conocía esta parte de él. Y, si lo hacía, lo