Mi corazón danzaba con palpitaciones frenéticas, tan fuertes, que podía sentir cada latido como una pequeña vibración en mi pecho.
Estaba temblando, y creo que había dejado de respirar también.
Un cosquilleo se extendió por mis labios cuando los de Bastian dejaron de ser solo un roce y los atraparon de una manera dulce y suave.
El gesto era tan glorioso que sentí que comenzaba a flotar y que todo a nuestro alrededor se transformaba en un espacio infinito, donde solo estábamos él y yo.
Bastian...
Esto parecía un sueño. Tan irreal...
¿Desde cuándo dejé de sentir por Roan? ¿Era posible que una persona se desenamorara tan rápido? ¿Qué tenía Bastian de especial para que mi corazón quedara cautivo de él?
Tenía miedo.
La humedad ajena humectó mis labios con un dulce néctar que me hizo ceder a su provocación. Mis movimientos eran tímidos y torpes, pues nunca antes había besado de esa manera, así que era una inexperta en el área.
Sentí que me derretía en los brazos de Bastian cuando su boca se