KILLIANPor la mañana seguimos desnudos, su piel caliente está pegada a la mía y me quedaría toda la mañana sintiendo sus tetas apretadas contra mi pecho. Cojo las almohadas del suelo y las coloco para dejar a Dana bien tumbada.—¿Por qué no te quedas un rato más? —pregunta adormilada.Me inclino sobre ella para besarle la espalda.—Tengo que hacer una llamada. Ahora vuelvo.Tardo tres intentos en que me lo coja, pero lo hace.—¿Qué? —me brama.—Deja la resaca y ponte a trabajar en lo que acordamos ayer. Me lo quiero quitar de encima cuanto antes.—Presidente, estoy ocupado con...—No me importa. Primero el trabajo.Me paso días pegado al teléfono pero sin salir de casa, vigilando desde la distancia mientras Dana me hace de todo, hasta chuparme la polla como una experta. Joder. ¿En qué mierda me he convertido?—¡Killian! —grita—. ¡Te necesito!Me levanto del sofá y arrastro los pies hasta la cocina. Está vuelta un remolino alrededor de la comida y me señala la olla. No sabe hacer much
KILLIAN—¡No podéis hacer eso! ¡¿Sabes con quién me he aliado ahora?! —me grita.—Con los hijos de puta que secuestraron a tus hijas, lo sé. No me importa arrasar con todos vosotros.No he venido a discutir, hemos venido a tener una reunión, a que este capullo vea que ya no le queda nada. He saldado sus deudas y me he quedado con el resto de su dinero, solo es cuestión de horas que me quede con su puta empresa.Se queda blanco cuando se entera, le cambia la cara, a él a esta familia. Ya no tiene ni cómo mantener sus lujos ni esta casa.Ben tira la mochila a la mesa.—¿Qué es eso? —pregunta.—Lo justo para comprarte la empresa. Hay un millón —digo.—No te voy a vender nada.Solo basta que diga eso para tener un par de pistolas apuntándole. Su mujer casi se echa a llorar entre tembleques. Quiero terminar esto cuanto antes y no discutir, al final tarde o temprano voy a conseguir lo que quiero.—Firma esos papeles y nos dejamos de rollos —ordeno.Su seguridad ya no existe, cuando este sit
DANAQuedarme sola me da tiempo para pensar un poco mejor las cosas. Paso mucho tiempo sola durante semanas, bueno, no estoy sola, estoy con Killian.Estoy durmiendo en el sillón, como cosas que me traen de la cafetería y me ducho en el baño del hospital. No quiero irme. No quiero dejarlo solo.—HIja... Tienes que salir a que te dé el aire. Mira qué buen día hace, ha llegado la primavera.—Puedes abrir la ventana.—Tienes que moverte, ya te ha dicho el doctor que no puedes pasarte aquí todo el día. Venga, vamos a dar un paseo. ¿Quieres que te lleve a comprar cosas para embarazadas?—Solo tengo tres meses, casi ni se me nota. No estoy gorda.—Yo no te he llamado gorda, solo digo que... pues eso...Siento que solo Andrea me entiende, ella sabe tratarme mejor y no tartamudea cuando hablamos de mi embarazo. Estos han sido los peores dos meses de mi vida. Diría que he vuelto a vivir al club pero casi nunca salgo del hospital y las pocas veces que lo he hecho ha sido para ir a comer o a dor
KILLIAN¿He escuchado bien?—¿Qué coño acabas de decir?—Que... estoy embarazada —susurra.Joder. ¿Embarazada ha dicho? Sí, eso ha dicho.Y cuando me quiero dar cuenta está llorando otra vez. Esto está siendo una locura. Una puta locura.No puedo dudar, sé que es mío, confío tanto en ella que sé que no es como ninguna otra de esas que han intentado colarme sus mierdas. Esta vez es de verdad. >—¿Desde hace cuánto que lo sabes? ¿Por eso no querías que me fuera esa noche?—Me enteré esa noche cuando ya te habías ido —admite. Se limpia las lágrimas, el pecho le tiembla—. Yo... ha sido difícil.Más y más mierda. Mi mujer embarazada y yo en una mierda de bandas.Abro los brazos para acogerla en ellos y aunque no tiene mucha fuerza intenta abrazarme con todo lo que tiene. Por lo menos no vuelve a echarse a llorar.—Ya no va a ser difícil. No voy a salir de casa en un tiempo para que me controles si es lo que quieres.Escuchar como se ríe me alivia un poco.—Vale —murmura—. ¿No es
DANALa primera vez que volvemos a pisar el club se forma una fiesta celebrando que Killian esté bien. Además, nos felicitan por el bebé que viene en camino.—Menos mal que no has muerto. Estaríamos en un follón —le dice uno de los chicos—. Y enhorabuena por el crío.Escuchar eso me para el corazón. Yo nunca he llegado a pensar en no tenerlo, en que muriera, para mi Killian siempre estuvo ahí aunque no del todo, pero no estaba muerto. No iba a morir. Yo también estaría echa un follón sin él.—Los futuros padres del club —canturrea Andrea y abraza a Killian y después a mi con tanta fuerza que casi me levanta del suelo.—Eh, con cuidado —gruñe él.—La he cuidado de maravilla así que no me vengas ahora con tus mierdas. Ven, Dana, te he comprado unas cosas.Me levanto las gafas por la nariz y quiero despedirme de Killian pero ella me arrastra hasta la cocina. Todos están bebiendo, fumando, ella me prepara una taza con yougurt batido al que me he aficionado. Me lo bebo como si fuera agua.
DANAUna niña. Nuestra hija.Yo voy a ser una buena madre.En cuanto el doctor sale de la consulta para que pueda cambiarme, siento las manos de Killian quitarme las lágrimas y con cuidado me retira el gel frío del estómago con un papel. Es tan delicado... Y entonces me da un beso justo sobre el ombligo que me hace temblar.—Gracias por esto, Dana —escucho que dice.Llevo mi mano a su mata de pelo oscura.—También es gracias a ti.Me mira con tanta intensidad que casi no puedo ni respirar. Sin dejar de mirarme él me ayuda a sentarme en la camilla y la bata se me baja hasta taparme. Siento el calor de sus grandes manos acariciarme la cintura y pasearse sobre mi.—Sois mías —asevera.—Lo somos —aseguro.Me da un beso que sé que si hubiéramos estado en casa terminaría de otra forma, pero tenemos que irnos. Lo veo siendo tan intenso que no aleja sus manos de mi, ni siquiera cuando conduce.—Empezaré a remodelar su habitación —comenta—. Y lo que sea necesario para que la casa sea segura.Y
DANAUna mañana cuando me despierto en la nueva casa, dejo a Killian durmiendo y bajo a la cocina a preparar el desayuno. Ha estado muy ocupado últimamente con llamadas de cosas de la banda, remodelando la habitación de nuestra hija con ayuda de algunos chicos de la banda que vienen a montar muebles y a pintar, y con la empresa. Yo me pasé tantos años sabiendo cosas de esa empresa y de la gestión que llevaba Carl que a veces le ayudo cuando siento que ninguno sabe lo que hacer con un negocio como ese. Prefiero no pensar mucho en la parte ilegal del mundo en el que está metido. A veces pienso en lo que era mi familia antes, en Jess y en mi madre, lo hago mucho últimamente porque sé que hay una nueva reunión de bandas y que me tocará ir, Killian lo ha dejado caer. He estado mucho sin pensar en ellas, desde que pasó lo de Killian no tuve el lujo de pensar en nada que no fuera él y mi embarazo. Y cuando despertó yo solo podía pensar en ser feliz, en nada más.—Te he dicho que no hagas ca
KILLIANEs guapísima.Cada mañana me quedo admirándola durante un buen rato, está preciosa tumbada en nuestra cama. Duerme mucho, sé que está agotada de este último mes y se lo merece todo por aguantar a nuestra hija dentro. Veo como se revuelve, mi camiseta se le sube hasta descubrir sus bragas y se queja. Me acerco y le termino de subir la camiseta hasta por debajo de las tetas. Se nota como patea y no deja a su madre en paz. Deja de moverse cuando pongos mis manos sobre ella.—Gracias —musita Dana adormilada.Me encorvo sobre su cuerpo para besarla. Si por mi fuera la tendríamos ya con nosotros. Queda menos, queda una semana para que salga de cuentas y siempre la tengo por ahí descansando, sentada en el sofá, quejándose, intento como puedo hacerlo más ameno.Intenta ayudarme a hacer la cena pero gimotea al rato de estar de pie.—Me duele, Killian —lloriquea casi a punto de llorar. Es la primera vez que se porta tan débil.—¿Qué te duele?Me clava las uñas en el brazo cuando se incl