—¿Quién es el padre del ángel? —preguntó Kaelion, con esa mezcla de sospecha y miedo que lo hacía parecer más humano que alfa real. No quería creerlo, pero una parte suya temía que Vida hubiera estado con alguien más, lo que era hipócrita de su parte porque él había estado con muchas.
Vida lo miró sin parpadear. Había decidido no guardar más secretos.
—De Silas —respondió, sin rodeos—. Quedé embarazada antes de que muriera… o de que creyéramos que había muerto.
Hizo una pausa, como si necesitara aire para sostener las palabras—. Su cuerpo murió, pero su alma no. Su espíritu se negó a marcharse de este mundo. Vagó durante meses, hasta que una bruja lo encontró y le dio un cuerpo nuevo. Desde entonces… él vive con ella.
Kaelion la observó en silencio. Su mente ardía, pero su corazón… su corazón temblaba. No sabía si gritar, si reír, si maldecir al destino por ser tan cruel. La tenía frente a él, viva, respirando, más hermosa que nunca, y sin embargo las palabras la separaban más que l