Capítulo 23

La puerta se cerró tras Silas, y Nora quedó sola en la habitación principal. El silencio era tan absoluto que hasta el latido de su propio corazón parecía demasiado ruidoso.

Se quitó los lentes oscuros, dejando que sus ojos —agudos y fríos— recorrieran cada detalle: la cama king-size cubierta de sábanas de seda, el vestidor con puertas de espejo, la terraza privada. Una jaula dorada, pero jaula al fin.

“Cambié una jaula por otra más lujosa” piensa mientras detalla todo.

Con paciencia, comienza a desabrochar el corsé, liberando la presión en su pecho. La pomposa falda se deslizó al suelo con un susurro, y poco después ya vestía un conjunto sencillo de casa: pantalones suaves y una camiseta blanca. Nada que gritara “esposa trofeo”.

Toma su teléfono y llamó a Andy, mientras se quitaba el maquillaje.

—Ya estoy en casa de Silas. Todo está bien —dijo con voz tranquila, como si la tarde no hubiera sido un campo de batalla social.

Al otro lado, Andy suspiró.

—Pues aquí está todo p