22. Dicen que estoy casada

Capítulo 22

Tía Adelina se adelantó, extendiendo los brazos como si pudiera bloquear el paso.

—No puedes irte así, Nora. El novio sufrirá una gran vergüenza si la dejas en el altar.

Nora ladeó apenas la cabeza, su voz tan suave que obligaba a todos a inclinarse para escucharla.

—Escuchaste al señor Wilmore, tía Adelina. Dicen que ya estoy casada. Estoy segura de que esto es un error… y por eso debo solucionarlo antes de casarme. No quiero ir a la cárcel por bígama.

Un murmullo incómodo recorrió el salón.

Serafín Wilmore, imperturbable, dio un paso al frente.

—Si la señorita Redstone no me acompaña de inmediato, procederé legalmente —dijo, su tono medido, pero con una autoridad que cortaba el aire.

Los invitados se miraban entre sí, atónitos.

—Entonces te acompaño, no puedes ir sola —intervino Porfirio, su curiosidad disfrazando mal la rabia que le ardía en la mirada.

—Quédate, tío. Puedo manejarlo. Si veo que es imposible, los llamaré. Estoy segura de que el señor Wilmore garantizará
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