112. ¿Puedo verla?
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El doctor sale del quirófano con la bata manchada de sangre y la expresión que Silas ya conoce: esa mezcla de profesionalidad y pesar que no anuncia nada bueno. Tiene un papel en la mano y camina con pasos medidos hacia la sala de espera donde Silas está clavado, incapaz de moverse del sitio. El ruido del pasillo se apaga en su cabeza; todo lo demás se vuelve distante, como si un filtro de niebla separara la realidad de él.
—Señor Wyckham —dice el médico en voz baja, y por un segundo Silas piensa que le habla al oído—. Hicimos todo lo posible.
Silas siente un vacío que se abre debajo de sus pies. Las palabras del doctor llegan como puñaladas envueltas en calma profesional.
—La paciente entró en shock respiratorio por traumatismo torácico severo. El impacto ha aplastado las costillas; algunas se fracturaron de forma comprometida y perforaron el pulmón. Perdió una cantidad de sangre que no pudimos recuperar a tiempo. Murió en quirófano, a pesar de nuestras maniobras.
Es una fra