Seguimiento.
Sus ojos recorrieron el espacio vacío, analizando cada sombra y cada fragmento de estructura. Su cuerpo seguía adaptándose al pulso externo, pero la reacción era irregular.
Cada vez que se movía, un zumbido interno lo recordaba a que estaba vivo y al mismo tiempo controlado por algo más grande que él.
—No podemos confiar en la red Alfa para esto —dijo Cayden con voz grave—. Si detectan el pulso, podrán rastrearnos parcialmente.
—Entonces Viktor dejó esto para que fuéramos independientes—murmuró Isela—. Para que tomáramos decisiones por nuestra cuenta.
Cayden asintió, y ambos compartieron un momento de silenciosa complicidad.
Era extraño, pensar que su supervivencia dependía tanto de las decisiones de alguien que ya no estaba allí, pero a la vez era un recordatorio de que no estaban solos. Viktor había dejado fragmentos de sí mismo para guiarlos.
Avanzaron unos metros más y descubrieron otro rastro de actividad reciente: una serie de grabaciones de vídeo almacenadas en un compartimento