La Expansión Cuesta.
El punto ciego no se expandió como una ola, no hubo un frente claro ni una línea de avance reconocible, no se desplazó de manera uniforme ni obedeció una lógica geométrica.
Simplemente apareció en lugares donde antes no estaba, como si la realidad hubiera decidido aflojarse en puntos específicos, ceder de golpe, dejar de sostener lo que durante décadas había sido mantenido por fuerza.
Isela fue la primera en sentirlo.
No como una señal del sistema, porque el sistema ya no estaba ahí para interpretarla, sino como una presión interna, una certeza incómoda. Algo había cambiado en la textura del entorno.
El aire parecía más denso, no físicamente, sino en su peso emocional. Cada paso que daban dentro del perímetro ampliado del punto ciego tenía consecuencias inmediatas, aunque aún no fueran capaces de definirlas con palabras.
Cayden se detuvo en seco. No por miedo, sino por necesidad fisiológica.
Su cuerpo respondió antes que su mente: una contracción involuntaria en el torso, una vibració