El Consejo se Fractura.
El salón de reuniones del Consejo estaba en un estado que rozaba el caos controlado, un equilibrio inestable que apenas sostenía la apariencia de autoridad.
Las luces fluorescentes emitían un resplandor intermitente que acentuaba las sombras sobre los rostros de los miembros. Cada silla ocupada reflejaba un estatus nominal, pero el poder real ya no residía allí.
Las facciones internas se movían como piezas independientes de un tablero roto: cada una buscando ventajas, cada una preparada para el conflicto, cada una dispuesta a traicionar para sobrevivir.
Taren abrió la sesión con una formalidad que parecía más una costumbre que una necesidad. Su voz resonaba con fuerza en el salón, pero detrás de la claridad aparente había un temblor casi imperceptible.
—El control territorial está fallando —dijo—. Los grupos humanos que quieren reinstaurar orden han incrementado su presencia en las regiones periféricas. No podemos esperar que el Consejo actúe como si nada sucediera.
Lyra, sentada al o