En cuanto entraron al apartamento, Mateo se fue a su habitación, Ian al baño y el celular de Sofi dio signos de vida. Le extrañó ver quién llamaba.
—Hola, abuela —Atiende sin emoción alguna caminando hacia su habitación.
—Hola, Sofia. ¿Cómo estás?
La voz de su abuela suena melosa y eso hace que Sofi se ponga en alerta.
—¿Qué quieres abuela?
—¿Cómo que qué quiero? ¿No puedo llamar para saber cómo está mi única nieta?
—Nunca llamas para saber cómo estoy —Suelta un suspiro—. Mira, quiero irme a dormir, podrías decirme qué necesitas. Estoy cansada.
—Está bien. Me informaron que pediste una gran suma en el banco, que están haciendo los trámites para darte el dinero.
—¿Y por qué te llamaron para informarte eso?
—Porque estás bajo mi tutela y es…
—Ya no estoy bajo tu tutela; hace siete años que dejé de estarlo y no sé por qué estas investigando mi cuenta bancaria.
—Bueno, tengo que asegurarme que no hagas ninguna estupidez con esa cantidad de dinero.
—¿De qué estás hablando?
—Es que sabiendo