Semanas después…
—Todavía no puedo creer que estemos haciendo esto —exclama Lina mientras se vestía con un top color rubí y una falda negra de tubo.
—La que no lo puede creer soy yo —interviene Sole tocándose el vientre a punto de explotar—. Me veo como un embutido casero —exclama negando con la cabeza y viendo como le quedaba el vestido azul eléctrico que eligió para esa noche.
—Estas hermosa —suelta Tony después de reír—. Nadie te ve como un embutido.
—Más bien como una anaconda en plan de digestión —bromea Lina.
—Esto es por tu culpa —masculla Sole.
-¿Desaparecido en combate? —Ella se señala a sí misma—. Yo no te mandé a que te acostarás con Erik, ni mucho menos a que te casaras.
—No hablo de eso —contesta mostrándose en verdad frustrada—; hablo de estar metida en esto que dice llamarse vestido
—Yo no tuve la idea de esta despedida de soltera —le recuerda Lina mirándola con suficiencia.
—Pero alguien tenía que hacerlo. Aprovechar que diste el brazo a torcer y al fin vas a