Tacones golpeando el suelo fuera de sincronía se comienza a escuchar interrumpiendo la conversación de los hombres. Ellos giran para ver a las mujeres bajar las escaleras. Todas estaban bellísimas, ninguno de ellos puede hacer un solo movimiento, se quedaron mirándolas con los ojos ridículamente enormes y la boca abierta. Como si estuvieran sincronizados, los hombres tragan saliva y parpadean. Las mujeres notan eso y comienzan a reírse de ellos. Salvo Sofi que estaba más roja que el gazpacho.
—No creo que esto sea buena idea —rompe el silencio Erik con los ojos brillando y clavados en su mujer.
—Ahora no vengas con arrepentimientos —le advierte Sole y él niega con la cabeza.
—Tengo que hablar contigo —habla Alex con la voz ronca.
Camina con velocidad hasta Lina, la toma de la muñeca y se la lleva escaleras arriba, bajo la atenta mirada de sus amigos. Todos sabían a donde la llevaba, pero ninguno dijo nada… Bueno, excepto uno.
—¡Las vas a despeinar! —bromea Gaby—. Auch —chilla cua