Pocos minutos después, el rubio se olvida que lo estaban observando y sonríe cuando sus recuerdos viajan con Sofi y la peculiar noche que habían pasado juntos.
—Ahora esos corazoncitos se ven más grande —habla el morocho, interviniendo en las cavilaciones del rubio. Ian le tira con una engrapadora, la cual Gaby alcanza a tomarla con la mano antes de golpearlo, pero pudo sentir el dolor al agarrarla—. Auch…
—No me jodas, Medina —advierte el rubio.
—Vamos, todo por unos putos corazoncitos. Prometo no decir nada.
— ¿No tienes trabajo que hacer?
—Nop —respondió elevándose de hombros con despreocupación.
—Ok —Ian recarga su espalda de nuevo contra el respaldo de su silla y se cruza de brazos—. ¿Qué carajo pasa con la “chica vampiro”?
—Nos va a metro el dedo en el culo.
—¿Es solo eso? —pregunta Ian.
—Si a ti te gusta que te metan el dedo en el culo, supongo que eso no debe ser suficiente —ironiza el morocho.
—No te hagas el gracioso. Sabe a lo que me refiero.
—No, la verdad no tengo ni la menor idea a que m****a te refieres.
—¿Por qué te molesta tanto que Alba trabaje con nosotros? Si no recuerdo mal, tú fuiste unos de los primeros que me dijo que no hay que subestimar a una mujer.
—No me cae bien —se limita a responder.
—¿Solo eso? —pregunta Ian elevando una ceja.
—Para mí es suficiente.
—Sabes lo que me da mucha curiosidad? —Gaby solo se encoge de hombros ante la pregunta—. Que es la única chica del planeta que te cae mal.
—¿Y qué tiene de curioso eso? —pregunta confundida.
—Para mí es la horma de tu zapato, como dicen aquí.
—Creo que debería hacer algo con esos corazoncitos, Dr. Hill; ahora ves amor por todos lados —habla con socarronería.
—Yo no hable de amor; Solo digo que te va a joder la existencia.
—¿Sofi te jode la existencia? —pregunta Gaby queriendo desviar el tema para su amigo y que no siga hablando incoherencias sobre él, ya que no cree en eso del amor por más que se canse de molestar al rubio con eso.
—Sofi hace más que eso —contesta con sinceridad.
—Vamos, hasta que lo reconoce —bromea el morocho.
—¿Todo es cómico para ti? —cuestiona sonriendo.
—Así es. Entonces, ¿está todo bien con Sofi?
—Sí, está todo bien —responde, sin querer que lo siga molestando, aunque todavía no sabe que Gaby no se queda tranquila.
—Que cagada —suelta.
—¿Por qué? —pregunta Ian frunciendo el ceño.
—Yo pensaba tirármela —bromea, e Ian salta de la silla para lanzarse sobre él.
—Te dije que te quería lejos de ella —gruñe estando encima del morocho.
—¡Solo bromeaba! —grita Gaby atrapada entre el suelo y la llave con que lo somete Ian.
—Ay, ¿no son un amor? —se escucha por encima de ellos—. Es muy lindo ver como se demuestra su amor.
—No tienes un cuello que morder "chica vampiro" —farfulla Gaby, mientras se levanta del suelo.
—Los vampiros no muerden, chupan —Noe le guiña un ojo—. Pero respondiendo a tu pregunta, no. No tengo ningún cuello que chupar.
—Y ¿qué estás haciendo aquí? —quiere saber Ian.
—Trabajo aquí, gringo —se guasa la chica y ellos ruedan los ojos.
—No te veo trabajar —réplica Gaby.
—Espósito me mandó a buscarlos; nos quiere en la sala de interrogatorio —les indica y se dispone a irse, pero la voz de Gaby la hace detener sus pasos.
—¿Nos? —cuestiona el morocho confundido.
—Sí, “nos”. A ustedes dos —dice señalándolos—, a López ya mí. Eso es “nos”, ¿verdad?
Le muestra una sonrisa superior antes de girarse y marcharse.
—No la soporto —masculla Gaby—. ¿Ahora ves porque no me cae bien?
—Vamos a buscar a López, antes que Alba decida chupar su cuello —bromea el rubio.
No habría nada, ni siquiera una nena de papi, malcriada, que lo haga poner de mal humor. El morocho asiente en silencio, suspirando, y salen en busca de su otro compañero.
Al llegar a la sala de expiación, se encuentran con Esposito y se llevan la sorpresa de que Alba, la “chica vampiro”, está en la sala de interrogatorio con el profesor del instituto, el cual había apresado por Sospechoso de asesinato de un alumno de ese establecimiento y también alumno suyo.
— ¿Qué hace ella ahí? —pregunta Gaby sin ocultar su desagrado.
—Jugando al jenga, Medina —responde Esposito con ironía.
—Hasta en eso es mala —le sigue, ganándose una mirada curiosa por parte de su jefe.
—No sé cuál es tu problema con ella, pero no las jodas —le advierte Esposito.
—Jefe, ¿quieres que vaya a darle una mano? —interfiere López antes de que Gaby pueda acotar algo para entablar nuevamente una discusión habitual con su jefe.
—Yo voy —avisa con malicia antes de que Esposito pudiera responder y sale disparado del lugar.
Medina estaba molesto porque iban a ir ellos a traer al profesor, sin embargo, la chica se les adelantó y para peor, ella estaba haciendo el interrogatorio.
—¡No hagas una idiotez, Medina! —le grita su jefe.
Luego mira a los otros dos quienes solo se encojen de hombros.
—La va a cagar —le murmura Ian a López y este asiente mirando a través del espejo cómo Gaby estaba entrando en la sala de interrogatorio.
—Buenas —saluda al entrar y mirando al procesado.
—Viene a darle una mano a esta hermosura? —pregunta con sarcasmo el profesor.
—Con lo de hermosura se refiere a ella? —curiosoa desde la puerta donde se encontraba apoyado y cruzados de brazos.
— ¿Qué haces aquí? —pregunta la chica.
—Supervisión individual.
— ¿No deberías supervisar tu lugar de estacionamiento? —aguijonea Noe y Gaby frunce el ceño, sin embargo, luego sonríe.
—Eso ya está arreglado.
Le dedica una media sonrisa al ver que ella se está sonrojando por la rabia.
—Vete —ordena.
Gaby lanza una sonora carcajada. Mientras tanto detrás del espejo, los que observaban la escena, no podían creer lo que estaban viendo, de los tres el único que sonreía y se divertía con la situación era Ian, los otros dos, y más Esposito, querían patear en el culo a Gaby porque iba a cagar la investigación.
—Lo siento, muñeca; te recuerdo que Esposito “nos” mandó a trabajar juntos —suelta el morocho.
—Acaso este es un numerito de Sr y Sra. ¿Herrero? —interviene el sospechoso, impidiendo que Noe pueda refutar lo que Gaby acababa de decir.
—No —dicen al unísono y el sospechoso se ríe.
—Le hice una pregunta y limítese a responderla —Mira a Gaby, quien le sonríe y luego vuelve la mirada al sospechoso—. ¿Necesita que se la repita?
—Yo que usted respondería correctamente, la “chica vampiro” no desayunó hoy y usted tiene un cuello prominente —se burla Gaby.
—¿Ahora van a hacer el papel del policía bueno y el policía malo? —pregunta al profesor.
—Yo vendría a ser el bueno.
—¡Basta de idioteces! —brama Noe mirando al hombre—. Mató al alumno Guido Ferro porque descubrió que se acostaba con su mujer, quien también trabajaba en el instituto dando clases de psicología. Lo esperó a unas cuadras del instituto y fingio un robo, pero no era consciente de que el chico sabía luchar y se defendió, así es como se hizo ese corte en el antebrazo —Señaló el corte del que se veía por tener la manga un poco levantada e instintivamente el hombre la bajó para taparse, pero ella no perdió detalle de lo que hacía, tampoco Gaby que lo observaba en silencio desde la puerta—. Cuando su cometido fue terminado se dio cuenta que había manchado la ropa del chico con su propia sangre, entonces siendo un médico forense uso el Bluestar Foresinc Destroye sabiendo perfectamente que…
Noe atacó al hombre con su teoría hasta que al fin se dio por vencido y declaró que su mujer había sido quien mató al joven porque quería dejarla y que él solo la estaba cubriendo para que no la metieran en la cárcel.
—Tome —Noe le extiende un papel y un bolígrafo—. Escriba lo que nos contó y fírmelo —le ordena; en ese momento Gaby sale del lugar y ella va en su búsqueda encontrándolo apoyado en la pared al lado de la puerta—. No lo vuelvas a hacer —advierte a centímetros de su cara y con tono de amenaza.
—Tenemos que trabajar juntos, muñeca —le dice el morocho sonriendo.
—No te interpongas en mi camino, Medina.
—Son órdenes “chica vampiro” —entona elevándose de hombros.
—Deja de llamarme así —gruñe.
— ¿Qué deja de llamarte cómo? ¿Chica vampiro? —se burla.
—Como quieras Black Ranger —esboza con sarcasmo y sonríe al ver como Gaby frunce el ceño ante el apodo que ella le impuso.
Se gira sobre sus talones y se va dando la espalda.
—¿Qué? ¡Yo no soy ningún puto Power Rangers! —grita a la espadada de la chica.
—Tranquilo, Ranger —interviene Ian que escuchó su pelea, palmeándole el hombro—, que ahí se acerca Zords —le indica con la barbilla a su jefe ya López.
—¿Qué carajo fue todo eso, Medina? —demanda Espósito.
—Hice un buen trabajo —se jacta Gaby.
—Casi las cagas olímpicamente.
—Pero no fue así —se defiende.
—No fue así porque Alba supo no seguirte el juego, porque ella supo arrinconar al profesor y porque supo acorralar al hombre para que le confesara todo, que no es absolutamente nada de lo que puedo decir de ti.
—Hice un buen trabajo —repite.
—Una más —Levanta el dedo índice—, una más que hagas y te la voy a hacer pagar, Medina —dicho eso se da vuelta y sale de ahí.
—Lo hiciste bien —le alienta López.
—Por supuesto que sí —concuerda él—, siempre lo hago bien.
—Vamos, Rangers, hay un informe que llenar —bromea Ian.
—Idiota.