—¿Puedo hacerte una pregunta? —habla Mateo cuando el morocho lo hace subir de nuevo al jeep para llevarlo a casa.
—Por supuesto —responde el morocho acomodándose en el asiento del piloto, con el cuerpo girado hacia el niño y un brazo sobre el volante.
—¿Tu dejaste así de golpeado al hombre que lastimó a mi mamá? —quiere saber el niño.
El morocho lo observa por unos segundos no sabiendo bien qué responde; él no lo había mandado al hospital al tipo ese, había sido Ian quien es el padre de corazón de Mateo, es decir, el padre de corazón de Mateo mandó al hospital al padre biológico de Mateo. ¿Cómo se supone que debería responder a eso? ¿Debía decir la verdad o solo evadir como hace la mayoría de las veces?
—Te voy a responder a esa pregunta si tu antes me responde a mí, ¿de acuerdo? —articula el morocho.
—De acuerdo.
—¿A ti te duele o te molesta que hayan mandado al hospital a tu padre? Porque no olvidemos que es tu padre biológico —señala el morocho.
El niño agacha la mirada sospesando