Capítulo 146

Ian sale con velocidad de su casa, con el teléfono en una mano y las llaves en la otra, deja a su paso las llaves en el buzón, como le había avisado a Mateo que haría para que Lina pudiera entrar sin problemas, mientras marca el número de la joven para pedirle el favor de que llegue a su casa lo más rápido que le sea posible para ocuparse de Mateo. En cuanto Ian le pidió que se quedara con el niño, la castaña respondió que sí sin pedirle alguna explicación y sin vacilar, eran esas cosas que a Ian le hinchaba el pecho de orgullo, todos ellos siempre estaban juntos, eran amigos, pero más que nada eran una enorme familia disfuncional y un poco fuera de lo común. El rubio le explicó dónde dejaba las llaves para ella y que hiciera de la cocina lo que le vinieran en ganas, siempre y cuando sirva para alimentar al chico, a su hijo de corazón. Lina ante esa expresión soltó una carcajada, pero de todas formas parecía tranquilizándolo.

—Rubio —Lina llama su atención antes de cortar la llamada—. Si algo está mal con Sofi, llamas a Gaby y luego a mí, sin pesarlo dos veces. ¿Entendido?

Como era de esperar, no había que darle explicaciones a Lina porque la joven sabía muy bien que algo pasaba con una de sus mejores amigas. La chica había llegado al corazón, tanto de ella como de Sole y de todos los que conformaban el sólido redil.

—No te preocupes, van a ser los primeros en saber si algo está pasando —le afirma con convicción.

—Ok, en quince estoy en tu casa y alimentando a tu hijo.

Con esas palabras dichas, con una nota de sabedora, la joven cuelga la llamada dejando a Ian sin palabras y mirando con incredibilidad el celular.

—Eres una maldita arpía, Lina Rinaldi —murmura con gracia ante la actitud de la chica.

A pesar de que Lina calmara un poco su angustia por su hijo de corazón y por la situación respecto a su mujer, no le era suficiente como para bajar su inquietud ante el desconcierto del desfile de Sofi. Sin más tiempo de pérdida llega a unas cuadras del apartamento de Sofi; las luces, azules y rojas, y los movimientos que ve a lo lejos le llaman la atención, frunce el ceño y el aire le empieza a faltar en sus pulmones, sin darse cuenta, detiene el auto, viendo más allá. Las peores situaciones se le estaba arremolinando en su cabeza, no podía ser una coincidencia, no creía en ellas. Sin querer pensar más, aprieta el acelerador para llegar de una vez a ese lugar lleno de policías que le estaba quemando la cabeza.

Una vez ahí, puede distinguir varios patrulleros en el lugar, policías inspeccionando la escena, una ambulancia y paramédicos en cuclillas sobre alguien. Sin siquiera apagar el motor del auto, baja con rapidez y se acerca a toda velocidad hasta donde se encontraban los paramédicos que, en ese momento, estaban subiendo un delgado cuerpo inerte en la camilla. Pasando a través de todos, sin detenerse, intenta llegar hasta ellos; el corazón se le arremolina en la garganta, su pecho aprieta y forcejea con policías para llegar hasta su mujer, pero ellos se clavaron al suelo como una barrera e Ian está perdiendo los estribos, está a punto de hacer una locura.

—¡¡Sofi!! —suelta con angustia.

Su cabeza solo puede pensar en lo peor, no se da cuenta si Sofi respira o no, no puede distinguir nada, tanto por no poder llegar y porque todo es como una jodida nebulosa, trata de enforcar su vista, su razón; no obstante, solo consigue que los ojos le piquen y ardan; su mente casi se está apoderando de él, malos pensamientos le están jugando una muy mala pasada, esa persona en la camilla es Sofi, es su mujer y todavía no puede saber si respira o no. Todavía no sabe si sigue con vida o no.

Su yendo cabeza a mil por hora, su preocupación por Mateo, su hijo de corazón; por él mismo, por su familia, se está convirtiendo en un huracán dentro de su mente. ¿Qué será del niño sin su madre? ¿Podrá él solo hacerse cargo de Mateo? ¿Tendrá lo suficiente como para poder ser un verdadero padre, para ser el padre que le hace falta al niño sin que Sofi esté a su lado para marcarle el paso? ¿Qué será de él sin su mujer? Ahora que al fin la encontró, después de tantas idas y venidas, después de saber que ella era aquella joven de la que se había enamorado en su adolescencia; Había sido su primer amor, sin siquiera tener idea de su nombre, con solo hablarle, ella lo había cautivado. Había sido su primer amor y quería que fuese el último, lo deseaba con todo su corazón. Sofi debía ser su último amor. Así estaba escrito. Se rehúsa por completo a que esa sea el final para su relación con Sofi. En definitiva, así no iba a terminar.

—Sofi —solloza queriendo acercarse a ella.

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