Capítulo 85. Una prisión disfrazada de oportunidad
Irina sintió que sus piernas fallaban, tuvo que sentarse, de repente todo comenzó a tener sentido, la mirada de Alex, su risa, le eran familiares, eran las de Ryan.
Irina sintió como si el mundo a su alrededor se desmoronaba en un solo instante. El sobre en sus manos parecía pesar toneladas, cada letra en ese documento era una herida nueva, un golpe directo a todo lo que creía conocer. Su pecho se apretó y la respiración se volvió irregular. ¿Era posible que hubiera estado viviendo junto a un monstruo todo este tiempo?
La indignación y el horror luchaban dentro de ella. Sentía rabia, pero también una terrible impotencia. James, el hombre con quien compartió su vida, había cruzado límites que ni en sus peores pesadillas imaginó. No solo la engañó, no solo manipuló su confianza, sino que jugó con lo más sagrado: su propia maternidad.
Miró a Alex, buscando en él algún indicio de manipulación, de engaño. Pero en sus ojos solo encontró algo inesperado: comprensión. Y eso la con