Capítulo 84. Un salto de fe
Irina estaba en shock, su madre pedía respuestas y Alex despotricaba en contra de James.
¿Y ella qué?
Caramba, era ella la principal perjudicada.
—Hasta cuándo, James —susurró sintiéndose desdichada por presenciar otro acto comprometedor y censurable de su marido.
Entonces Alex la agarró por los antebrazos y la apretó con fuerza, no como para dejarle cardenales, pero con la suficiente garra para expresar que era importante.
—Irina, mírame a los ojos y júrame que no sabías nada.
— ¡Suéltame! —Se sacudió Irina—. ¿Qué no sabía nada de qué? ¿Que no conocía a mi esposo? Pues es lo que es...
— ¿Por qué James tendría dos contratos a su nombre en una clínica de fertilidad? Eres tú quien tiene problemas reproductivos —enfatizó Olga—. Aunque tuviera una amante, ¿para qué hacerla inseminar? No es algo normal —Olga miró a Alex—. A menos que fuera un trabajo para su jefe.
Irina miró a Alex.
— ¡Eres tú quien tiene que dar tantas explicaciones Alex Salvatore!
Alex se