Capítulo 128. Marcas
La puerta de la habitación se cerró suavemente detrás de ellos, aislando el bullicio de la celebración que aún resonaba en los pasillos del castillo. Las risas, los brindis y el murmullo de las conversaciones parecían pertenecer a otro mundo, uno lejano, ajeno al silencio cargado de intimidad que se instalaba entre ellos. La luna, alta en el cielo, derramaba su luz plateada a través de los ventanales, dibujando destellos sobre la piel de Alina mientras ella se despojaba lentamente de su vestido de capas.
Devon la observó con una mezcla de ternura y deseo, pero también con esa reverencia que solo un hombre completamente entregado podía sentir. Sus ojos se detuvieron en las líneas brillantes de las marcas que tenía en su cuello y que él compartía, aquellas señales antiguas que habían ardido en el momento en que se unieron, confirmando el lazo eterno entre ambos.
—Aún no me acostumbro a ver esto en ti —murmuró, acercándose para rozar con los dedos la marca que palpitaba débilmente bajo l