Capítulo 141. Secretos y traiciones
Devon avanzó por los pasillos oscuros de la torre superior, respirando con fuerza contenida. Marianne se encontraba frente a él, jadeante, tratando de sostenerse firme, pero el brillo en sus ojos mostraba miedo y desafío a partes iguales. Sin mediar palabra, Devon alzó su espada y la apoyó con firmeza contra la garganta de su cuñada.
—¡Dime dónde está Alina! —ordenó, su voz gélida, cada palabra impregnada de la furia y el miedo que lo devoraban por dentro—. Si haces un solo movimiento en falso, te juro que esto se acaba aquí mismo.
Marianne palideció, pero no soltó la mirada. Sabía que cualquier intento de engaño le costaría caro. Con un suspiro que parecía cargar meses de culpa y desesperación, finalmente habló.
—No puedes detenerme, Devon. Pero si quieres verla… —sus labios temblaron apenas, pero su voz no flaqueó—. Sígueme.
Con un gesto medido, Marianne condujo a Devon por los corredores de la torre, subiendo escalones que parecían no tener fin.
Finalmente, llegaron a la cúspide.