Capítulo 124. Devon y Alina
La puerta se cerró tras ellos con un golpe suave, amortiguando los sonidos del castillo. La habitación estaba impregnada de un silencio acogedor, roto únicamente por la respiración de Devon y el leve crepitar del fuego en la chimenea. Sus ropas manchadas de barro y sangre contrastaban con la suavidad de la cama y la calma que reinaba allí.
Alina lo guió hasta una silla cercana, sus manos firmes pero delicadas sobre los hombros de Devon.
—Temí por ti —dijo con voz quebrada, sus ojos brillando con emociones contenidas—. Pero nunca dudé de que volverías.
Él la miró, el cansancio reflejado en su rostro endurecido por la batalla. Sin embargo, sus ojos brillaban con algo más profundo, una mezcla de alivio, amor y deseo.
—Te lo dije —respondió, su voz ronca—. Tenías que confiar en mí. Eso me hace más fuerte.
Alina suspiró, dejando escapar un hilo de tensión que había acumulado durante la espera. Sus dedos recorrieron con cuidado los brazos de Devon, palpando las marcas, la suciedad y los cor