Capítulo 125. Sombras del ayer
La habitación estaba iluminada por la suave luz del amanecer que se colaba por las ventanas. La guerra había quedado atrás, al menos por ahora, pero el peso de la batalla todavía se sentía en cada músculo de Devon, en cada respiración. Alina se sentó a su lado en la cama, sus manos entrelazadas con las de él mientras recorrían lentamente las marcas de la lucha que aún persistían sobre su piel.
—Devon… —susurró ella, con voz cargada de emoción—. No puedo imaginar lo que pasó allí afuera… temí por ti cada segundo.
Él apretó suavemente sus manos, buscándole la mirada.
—Lo sé —dijo con voz grave pero calmada—. Fue duro. Más de lo que pensábamos. Cada momento estuvo lleno de peligro… Pero sobrevivimos. Eso es lo que importa.
—Sí… pero cada vez que cierro los ojos puedo ver a esos hombres… a esos lobos… cayendo —Alina bajó la cabeza, un temblor recorriendo su voz—. Y me pregunto si no hubieras sobrevivido… si… —se detuvo, incapaz de completar la frase.
Devon la sostuvo más cerca, apoyando