Gema
Llegué al despacho de Leonardo sin anunciarme, pensando que estaría solo como siempre, enterrado entre informes. Pero antes de tocar, su voz baja me detuvo, estaba hablando… ¿de Bel? Me quedé quieta, con la mano suspendida en el aire, sintiendo cómo el corazón me daba un vuelco absurdo.
No tenía intención de escuchar —de verdad que no—, pero algo en mi interior me dijo que, si quería saber la verdad, tenía que quedarme y escucharlo, porque nadie me la iba a contar.
—Carlisle, dime la verdad… —la voz de Leonardo tiembla un poco—. Ayer hablé con mi padre y… no quieren presionar al nigromante. Quieren presionarte a ti. ¿Lo sabías?
La revelación me golpea como un cubo de agua helada.
¿El padre de Leonardo… y ese tal Darius… han orquestado todo esto?
Yo pensaba que querían algo del padre de Bel, pero al único al que quieren presionar es a nuestro mentor.
¿Y Leonardo? ¿Está de acuerdo con los planes de su padre?
—Lo suponía... —murmura Carlisle, con la mirada perdida en la mesa.
—¿Qu