Gema
Ese hombre me tiene atrapada en un mataleón y lo único que puedo hacer es rendirme; si esto fuera una pelea real y siguiera apretando, terminaría desmayándome.
Y pensar que quería vencerle… no solo por el dinero —que también—, sino por puro orgullo.
Pero no esta vez.
Lo único bueno de perder es que, al menos, sabré qué es lo que quiere preguntarme. Qué ha despertado en él tanta curiosidad sobre mí como para convertirlo en su premio.
Esa idea… no sé si me incomoda o me intriga más de la cuenta.
Cuando me levanto del suelo, Leonardo me mira con esa suficiencia tan suya, y en ese instante sé que está disfrutando de la situación.
¿Le gusta este tipo de retos…o simplemente, ganarme?
No debería sorprenderme… pero lo hace, y lo extraño, es que mi loba parece satisfecha, como si estuviera descubriendo otra parte de él, una que no había visto hasta ahora. Parece más humano...
Incluso ha bromeado.
Casi siempre ese hombre lleva una expresión de hielo, una seriedad impe