Tercera parte de Maldita Pelirroja. Las pelirrojas eran de mala suerte, Matt lo sabía y lo había creído fervientemente, incluso si su madrastra no era tan mala como le gustaba decir. Luego de la muerte de su padre, en un tragico accidente aereo, Matthew Z. Hyde-Hoffman, estaba al borde del colpaso, la ira y el rencor que sentía no podia ser apaciguada más que con la muerte. o eso se decía a sí mismo. Hasta que conoció a Julie Jacobs y su corazón latió como nunca antes. Julie era todo lo que necesitaba, dulce y tierna para calmar sus mas odiosos impulsos. Pero luego de separarse por unos meses, Matt descubre la horrible verdad detrás de la dulce Jules... Es Pelirroja. Y eso, significaba problemas.
Ler maisLa primera vez que la vi de cerca, fue su risa la que me llamó la atención, me recordaba a la de mi hermana Max, alegre y contagiosa, pero Max. Igual que yo, estaba en una especie de bruma emocional llena de dolor y sufrimiento.
Su nombre es Julie Jacobs, las enfermeras la llaman JJ y la conocen desde siempre. pulmones débiles y bajas defensas, es una de las frecuentes.
Eso lo sé gracias a Lauren, la enfermera que se encarga de mí mientras estoy encarcelado en esta maldita habitación de hospital, es su enfermera también, así que cuando se dio cuenta de que la chica rubia de risa contagiosa (así la llamaba antes de saber su nombre) me llamaba la atención, la mujer empezó a hablar de ella.
Lauren me agrada, aunque claro, Jamás lo admitiré en voz alta. Tiene linda sonrisa y aunque podría pasar por una amigable chica del sur, la había visto controlar borrachos de manos largas y junkie desesperados por su dosis.
Mis únicos momentos interesantes en este maldito hospital de m****a es cuando Julie aparece, no hemos hablado, siempre que entra a mi habitación (hace de voluntaria de vez en cuando) me hago el dormido o simplemente la asusto con gruñidos, la última vez mis hermanos lo hicieron.
Es decir, cinco enanos con la misma ropa, expresión y todo exactamente igual, girando hacia ti y mirándote de esa manera curiosa que ellos tienen de mirarte cuando están pensando (a veces creo que se leen la mente o tienen juntas mentales) asustaría a cualquiera. A mi aún me da escalofrío.
Oh, claro, te estarás preguntando ¿qué hago en el hospital? Intenté suicidarme, hago énfasis en "intentar" tres veces, cortarme las venas fracasó cuando la estúpida de mi madrastra apareció más temprano de lo que debería, lo ubico divertido de todo es que estuvo a punto de abortar del susto.
Claro, la mocosa que tiene dentro no es la culpable ni merece morir, es la única razón por la que me arrepiento, de esa primera vez al menos, el dolor que tuvo que pasar Natasha luego de eso si fue divertido, aunque no pude verla demasiado en ese momento, estaba ocupado expulsando cerca de ciento ochenta píldoras.
La segunda vez fue casi lo mismo, ya que mi psicólogo insistió en que quería llamar la atención, sería difícil matarme, así que esa misma noche (huyendo la abuela Rose) me dejé colgar en el gimnasio, casi nadie bajaba allí, solo los quintillizos cuando estaban haciendo travesuras, pero los hermanos de Natasha llegaron y me atraparon justo cuando me dejaba caer con la soga atada a mi cuello. Malditos.
Así que ahora estoy en el hospital, atado a la cama y deseando aún más acabar con esta m****a. Papá había muerto, yo lo sabía, aún si todos insistían en buscarlo, aún si Natasha juraba que aún había esperanza. Fue un maldito choque de avión en el medio del océano, debía estar más que muerto.
¿Qué sentido tenía quedarme aquí si no estaba con él?
Cuando mis padres me abandonaron al nacer, él se había hecho cargo, siempre fui su consentido...hasta que llegaron los quintillizos, claro que no los considero los culpables, la bruja de su madre lo era, ella y sus jodidas sonrisas, la manera en que intentaba ganarse mi confianza me daba nauseas, yo no necesitaba una m****a de ella, Max se había dejado comprar desde el momento cero, pero claro, Max era medio tarada a veces, la pelirroja le lavó el cerebro, lo mismo que a Marcus.
No intentaré convencer a nadie de que mis razones son las correctas ni de que me dejen hacerlo o algo por el estilo. Siendo adoptado, con una madrastra que era el centro del mundo para mi padre y ahora sin padre, me sentía lo suficientemente mal para morir, tengo diecisiete años, no es como si eso de "toda una vida por delante" me llamara la atención.
Así, que sí, intenté suicidarme y lo haría otra vez si tuviera la oportunidad (en mi tercer intento, Lauren entró justo cuando terminaba el segundo corte) así que estoy vigilado 24/7 y me tenían atado a la cama.
Los quintillizos eran fáciles de soportar, a pesar de que eran cinco engendros, siempre sabías como iban a reaccionar (casi siempre era reacción en cadena) y eran fáciles contentar.Ellos me visitan a diario, al mirar el reloj veo que faltan diez minutos para que entren en fila india por la puerta, tienen diez años, casi once, lo que me forma un nudo en la garganta cuando recuerdo que papá cumpliría seis meses de haber muerto en dos días.
Tenía que acabar con esta m****a mucho antes.
Tenía todo planeado, le había pedido a Orange (quien a pesar de llevar la voz en la manada y hacerse el desentendido, era el más tierno de todos) una bolsa de dulces y dos trozos de alambre, con la excusa de que me aburría y hacer figuras con alambre me distraería.
Ellos no saben que intento quitarme la vida, son demasiado pequeños para comprender, aún no asimilan la muerte de papá de la manera correcta, solo saben que estoy "delicado" aunque sé que en realidad significa "inestable"
En cuanto el reloj marca las dos de la tarde, las puertas de mi habitación se abren y los mocosos entran corriendo. Suelen vestirse igual solo por molestar, y la única diferencia entre ellos es el color de sus ojos, aunque han adquirido diferentes cicatrices con el paso de las travesuras.
Los cinco entran hablando a la vez, lo que es de hecho, ensordecedor.
— Mira lo que hice hoy — dice Mörk emocionado mientras se hace un lio sacando algo de su mochila
— Matt, hice lo que me dijiste! ¡Funcionó! — chilla Zhevy (el más hiperactivo) corriendo hacia la camilla
— Traje lo que me pediste, aunque Carrot se comió unos dulces— explica Orange tendiéndome una bolsa llena de chucherías.
— Tengo que mostrarte algo — insiste Mör con sus ojos azul oscuro abiertos como para dar énfasis en lo importante que era.
— Tuve un ataque de asma hoy — comenta Carrot mirándome con desgana, de los cinco, era el más enfermizo, pero el mocoso era la mente maestra (entrenada por mi) detrás de las bromas.
— Niño, no abrumen a su hermano — dice Rose, su abuela, mirándolos con desaprobación, ellos sonríen con culpabilidad antes de acomodarse a cada lado de mi cama, tres a un lado y dos en el otro.
Rose Hoffman no me desagradaba del todo, no era pelirroja y cocinaba demasiado bien como para ignorarlo, era una mujer tranquila, a menos que metieras la mano en su tazón de galletas o le faltaras el respeto a alguien.
— ¿cómo te sientes, Matty? — pregunta acercándose, mis hermanos me miran, esperando por la respuesta
— mejor — miento, los niños asienten, como si fuera totalmente razonable para ellos, pero Rose aprieta los labios.
— de...acuerdo — dice dejando un bolso con mis cosas junto a una de las sillas que hay para las visitas — los dejaré solos un rato, iré a ver a Natasha, si necesitan algo, avisen
— Si Baba — responden los chicos a la vez, y en cuanto la mujer sale de la habitación, los chicos hablan de nuevo, enseñándome sus proyectos de arte, tareas calificadas y registros de suspensión.
— ¿tu mamá está aquí? — pregunto, inquieto. No había visto a Natasha desde que me trajo al hospital la segunda vez.
— Nuestra hermanita va a nacer en cualquier momento — asegura Orange, abriendo la bolsa de chucherías y regándolos en mis piernas, sobre las sabanas.
— déjenme los rojos — pido, divertido cuando asienten, Orange toma los dulces naranjas, Zhevy los verdes, Mör los azules y Mörk los amarillos, Carrot no puede comer demasiados, así que se limita a separar los rojos para mí.
— ¿te dieron de comer esa fea sopa otra vez? — pregunta Mör, como recordando algo
— oh. Sí, es asquerosa — respondo, los alimentos del hospital eran una m****a, yo quería morir, lo admito, pero no de intoxicación por algún elemento extraño en mi comida.
— Babu te hizo esto — dice Mörk abriendo la mochila y entregándome un tóper caliente, y se me hace agua la boca de inmediato, pero sigo atado — se lo daré a Lauren
— está bien — digo mirando con tristeza como se lleva lejos mi comida, Carrot pone un dulce en mi boca y me mira intrigado mientras mastico
— ¿por qué te tienen amarrado?
— Para no lastimarme — respondo, pero cambio de tema —tuviste un ataque de Asma, cuéntame
— Hay un nuevo entrenador — se queja Mörk — y lo obligó a correr
— ¿qué hicieron ustedes?
— yo le di su inhalador — responde Zhevy, los cinco llevaban inhaladores encima, solo por si Carrot lo necesitaba — y Orange le ato los cordones juntos.
Luego de una hora, los niños se van y regreso a mirar el aburrido techo blanco del hospital. Me aburría como una ostra, incluso la clase de física era más entretenida que esta m****a.
A veces me sacaban en silla de ruedas a ver al psicólogo, quien me da largos paseos por el hospital y espera a que le diga algo al respecto, pero nunca lo hacía. Llevo casi un mes internado aquí, y he visto a la chica tres veces.
Es de hecho, el único momento en el que algo interesante sucede, su presencia es de cierta forma...refrescante. Incluso si no hablamos demasiado.
Lauren entra seguida de ella dos horas después, pienso en hacerme el dormido, pero me ha visto, me da una sonrisa tierna, es una sonrisa que le dedicas a un extraño para indicarle que tus intenciones son buenas, que eres accesible y no tramas nada malo. Pero esa sencilla sonrisa, me dejó colgado desde el primer momento.
Estamos en roma, en el ultimo piso de un precioso hotel con vista a la ciudad y no puedo dejar de sentirme como la más afortunada, estoy como en una nube todo el tiempo, y acompañada del chico más guapo y atento del mundo, suspirando, miro mi anillo, la luz del sol reflejada en la preciosa prieda. Doy un respingo al sentir las manos de Matt en mi cadera, estoy en una bata de seda y la sensación de sus brazos al rodearme es maravillosa, me atrae hacia su espalda ancha y calida, besando mi cuello — ¿que haces despierta tan temprano? — se queja obligandome a darme la vuelta, muerdo mi labio ante la vista de sus ojos azules ligeramente cetrados a causa del sueño y el cabello rubio revuelto — culpo al Jet Lag — digo besandolo, su aliento huele a menta fresca — ¿dormiste bien? Él asiente distraidamente mientras aparta mi cabello de mi cuello y me besa, la noche anterior estabamos realmente cansados, salimos de París hacia Roma después de la fiesta y en cuan
Me miro al espejo, sintiendome mareada a causa de la emoción, al mirar por la ventana siento algo de vertigo, puedo ver la jodida torre Eiffel desde la ventana, mi sueño de Francia estaba más que cumplido, y todo gracias a mi maravilloso prometido.Mis manos hormiguean cuando quito las inexistentes arrugas de mi vestido de novia, es sencillo y deja expuestos mis hombros, con pequeñas flores decorando la parte superior, me sentía sexy y encantadora como nunca antes, en cuanto lo había visto en la tienda de novias, no pude resistirme en lo absoluto. No podía esperar a ver la cara de Matt al verme— Amiga, estás preciosa — asegura Jacob llegando a mi lado con una sonrisa encantadora — ¿nerviosa?— Creo que me voy a desmayar — admito mirandolo, Jacob se ve impresionante con su traje azul marino y camisa blanca, me guiñ un ojo— Si te arrepientes, so
Miro a mi padre sintiendome nervioso, el hombre me ponía los pelos de punta a veces, pero mi madre me da una sonrisa tranquilizadora y suspiro sacando el aliento que he estado conteniendo. — Hay una cosa que quiero decirte — empiezo, mi corazón palpitando desvocado y mis manos heladas a causa de los nervios — ¿Embarazaste a alguien? — pregunta frunciendo el ceño, empezando a molestarse — No, no, no — aseguro, aunque me entra la risa nerviosa, su comentario solo hace las cosas más complicadas, pero mamá me da un guiño complice — de hecho...nunca me tendré que preocupar por eso Ahora frunce el ceño confundido, toma un trago de agua y me mira inquisitivo — Papá....yo... Soy...gay — suelto en un susurro ahogado, mi padre parece congelarse y sus ojos verdes se fijan en los mios, taladrandome — y yo, este...quiero, pues...invitarlos a...a...a...mi boda — carraspeo la ultima parte y creo que el hombre se va a desmayar. Trevor y yo nos compremetimos h
Estoy desesperado, cabreado y malditamente ansioso. Jules está en el hospital y yo por idiota, atrapado en el trafico, intento llamar de nuevo a mamá, Alma o Juled, pero ninguna responde. Maldición.No podía jodidamente estar tan lejos cuando mi chica me necesitaba, maldiciendo en voz baja, salgo del auto ante la mirada atonita y los gritos molestos de los demás coductores, y empiezo a correr como un desquiciado por todo el camimo hasta el hospital.Sin importarme una mierda que tenga una multa o algo por el estilo, el hospital está a un par de kilometros, pero con algo de esfuerzo, lo lograré, corro varios kilometros a diario.Cuando finalmente atravieso las puertas, un par de enfermeras corren asustadas, debo parecer a punto de un colapso, la camisa de mi traje está empapada y mis mocasines no son excelentes para correr.- Julieta Z. Hoffman - mascullo una vez que consigo recuperarme, una de las en
Hoy es día de compras, faltan solo tres días para la nueva boda de mis padres y mientras las chicas estaban comprando vestidos, los chicos comprabamos el traje. Aunque ir de compras con mis hermanos es irritante y entretenido en partes iguales, los quintillizos son incapaces de estarse quietos, y están usando sus lentes de contacto, por lo que todos están identicos — Debiste traer a uno solo y escoger cinco corbatas diferentes — me quejo mirando a mi papá mientras Orange y Carrot se perseguian por el local con corbatas atadas en la cabeza, Mör y Mörk fastidian a Zhevy, lanzandose sus pantalones a travez de la tienda mientras el niño corre en calzones con una camisa mal abotonada. Papá hace una mueca y los mira con cansancio, se está probando uno de los siete trajes a la medida que había encargado, al ser un hombre tan grande no podia solo comprar trajes en cualquier lugar — Niños — gruñe en ruso, sacando su cara de mal genio y las risas se acaban de inmediato
Volver a casa resulta extraño, es como si mi vida hubiera colapsado. Mi mamá estaba en casa, sí , con una mirada asustadiza en su rostro y sin hablar, mi papá, a quien creía muerto, está de vuelta en la escena y es el mismo viejo cariñoso de siempre, pero ahora se le nota la edad y aunque intenta parecer tranquilo, no lo está, hay una tensión en el aireLos Hoffman tienen una mirada intensa y resignada, varios están heridos pero no parecen preocuparse. Las miradas fugaces al cuarto donde mamá descansa son constantes, incluso los quintillizos están tensos, no juegan ni hacen travesuras, incluso ponen la televisión en silencio, mia hermanos están en cada también. Max y su ya visible embarazo (lo que me parece una falta de respeto) son algo que nos anima un poco, Marcus y Viktor tienen la misma mirada sombria, incluso Harold vino por un par de días, aunque a él
Último capítulo