Desde aquella noche en la cocina, algo cambió otra vez. Isabelle había intentado mantener la distancia, pero Lucas se había convertido en una constante imposible de ignorar.
Como una sombra, siempre estaba allí, observándola, desafiándola con su presencia silenciosa pero ensordecedora.
No importaba cuánto intentara evitarlo; él encontraba la manera de acortar la distancia. Si me escondía en la biblioteca, Lucas aparecía de la nada, hojeando un libro sin interés real, solo para provocarme.
Esa noche, Creí que finalmente tendría un respiro. Caminaba por el jardín trasero, disfrutando del aire fresco y de la quietud de la noche. Los faroles iluminaban tenuemente el sendero, y por primera vez en mucho tiempo me sentía relajada, mi mente estaba tranquila... hasta que él apareció.
—Deberías tener más cuidado paseando sola a estas horas de la noche, Isabelle. —La voz de Lucas rompió la calma, y un escalofrío recorrió su espalda.
¿Ésto era acaso un castigo?
Cerré los ojos con fastidio antes d