Liliana miró a Aisha, abofeteó su rostro tan fuerte, la mujer intentó golpearla, pero Cedric intervino.
—¡Se acabó, Aisha! Has perdido —dijo y la sacó fuera de la casa.
Liliana respiró tranquila.
Fue a su habitación, pero no dejó de llorar, pensando en que no volvería a ver a Carlitos, nunca más.
Demian aceleró su auto, hasta que, por fin, pudo detener el auto, rebasándolo, y poniéndose frente a él, se apuró a abrir la puerta del auto.
—¡Llamaré a la policía!
Demian bajó a la mujer del auto, y ordenó al chofer del auto que se fuera, amenazando de que si decía algo lo mataría.
Demian cargó a Carlitos que no dejaba de llorar.
Lo metió en su auto y miró a la mujer.
—Toma este cheque, es más dinero del que verás por el resto de tu vida, lo suficiente para que renuncies compres una casa lejos de aquí, y vivas tranquilamente, pero si eliges convertirte una piedra en mi camino, y de mi hermosa familia, acabaré contigo.
La mujer le vio con temor.
—¿Por qué haces esto?
Demian la mir