Seth Cavalli es un hombre solitario y frío, encerrado en una vida que él mismo forjó con su pasado. Tras cumplir con su palabra y vengar la muerte de su padre sin importar a quien tuviera que destruir, quedó solo y atrapado a mitad de un juego creyendo que ese sería su fin. Pero ¿qué sucede cuando su pasado regresa a su desdichado y solitario presente? ¿Su corazón seguirá latiendo por esa mujer que ha amado por años o su odio sigue siendo más fuerte que su amor? La misma soledad lo llevará a jugar una última vez por ese amor del pasado que sigue fresco en su corazón, dejando atrás su orgullo y el odio que una vez sintió en su alma. Cavalli tiene mucho que ganar y poco que perder ante la segunda oportunidad que se presentará en su vida.
Ler maisNota:
Libro 1: Perdición
Libro 2: En Juego
***
"Vas a arrepentirte de lo mucho que me hiciste sufrir, y cuando lo hagas, estarás bajo mis pies, derramando lágrimas de sangre…”
Desperté sudoroso y agitado una vez más, deseando sacar su recuerdo de mi mente, pero entre más pasan los años, ella crece en mis memorias y en mi corazón. Han pasado quince años desde la última vez en que la vi, jurando vengarse de mí con lágrimas en sus bellos ojos azules.
No hay segundo del día que no piense en ella, en esa manera tan deliberada en que me amaba y me envolvía en sus tiernas redes. Tenía claro que solo se trataba de una movida que me llevaría a cumplir mi objetivo y desestimé su gran poder.
No supe en qué momento me enamoré de ella, que cumplir con mi venganza se estaba convirtiendo en mi más grande infierno. Una pequeña parte de mí, esa que guardaba sentimientos muy humanos, no quería verla sufrir por mi propia culpa, pero debía cumplir con lo que una vez le prometí a mi padre o no podría tener paz alguna. Juré en su tumba vengar su muerte, más no contaba con que el amor tocaría mi corazón de una manera arrasadora y mortal.
Debía desatar a como diera lugar esos sentimientos que me sometían a ella y no me permitían avanzar con mi propósito, pero amarla se sentía estar en lo más alto del jodido cielo. Cada que me perdía en sus adentros, olvidaba para lo que la estaba utilizando. Olvidaba que ella me llevaría al hombre que le quitó la vida a mi padre con sus besos y el delicado roce de su piel.
Incluso quise dejar de lado mi venganza y amarla sin reparo alguno, pero no podía soportar fallarle a mi padre. Ya le había dado mi palabra y, como su sucesor, mi único deber era seguir sus pasos y vengarlo justo como se lo había prometido frente a su tumba. Mi odio superaba el amor que sentía por ella, por lo que me dejé llenar de el y acabé muy lentamente con el culpable, sin importarme lo mucho que destrozaría la vida de mi hermosa florecita.
Violetta era una chica dulce, inocente y llena de bondad. Ni siquiera daba la impresión de ser hija de uno de los narcotraficantes más importantes de Italia, porque sencillamente odiaba ese mundo en el que nació. Ella era la más pura de las rosas cuando llegó a mis brazos y yo mismo me encargué de desojar cada uno de sus pétalos. Aunque odiaba el poder, la sangre y lo infeliz que se es en el bajo mundo, ella amaba a sus padres con todo su ser. ¿Y quién no ama a sus padres, a pesar de que no sean los mejores? Ella no era la excepción, adoraba a su padre más que a nada en esta vida.
No puedo culparla, después de todo, yo también sentí esa necesidad de venganza y de odio correr en mis adentros como fuego, pero hubiera preferido la muerte en sus tiernos toques, que no volver a verla. No solo la destruí a ella, sino a mí mismo, pues la amaba con la misma intensidad en que odiaba a su padre.
Me levanté de la cama y me adentré en la ducha. Necesitaba calmar la ansiedad que corría por mi piel con un baño helado. Estaba acostumbrado a despertar en medio de la noche, recordar centímetro a centímetro de su piel, añorarla una vez más bajo mis manos y desear tenerla entre mis brazos cansada y con su hermoso cabello revuelto, pero no puedo acostumbrarme a estar sin su presencia. Cada día vivo en la condena que su ausencia me dejó.
Por más que la he buscado, es como si la tierra se la hubiese tragado. Han sido años en los que no he descansado ni un solo segundo, pero ella no quiere que la encuentre, por eso se esconde tan bien de mí. Daría todo lo que tengo por verla una sola vez, saber que se encuentra bien, que al menos ha sido feliz sin mí y que ha logrado todo lo que soñaba y un día me contó.
En mi único intento de olvidarla, me refugié en una mujer muy parecida a ella. Su mirada, la pureza de su ser, un dolor casi similar. En Samantha vi a mi Violetta, la bella flor que había destruido y el deseo de recoger sus pedazos y unirlos me rebasó, pero Samantha nunca pudo corresponderme de la misma forma. Ahora que está casada con un buen hombre y le dio la vida luego de permanecer tantos años marchita, me doy cuenta de que solo se trataba de un capricho, de la necesidad de enmendar mi error a toda costa en la mujer equivocada.
Quiero saber de mi florecita, aunque sea una última vez. No importa si casó, si tiene muchos hijos y si es feliz junto a otro hombre que no soy yo. No quisiera rendirme, pero entre más pasa el tiempo y no hay ningún rastro de ella, las ganas de seguir viviendo se van de mi ser. Esta vida no tiene sentido sin su amor.
Una vez mi cuerpo se enfrió lo suficiente, salí del baño y de mi habitación con solo una toallas rodeando mi cadera. El frío erizaba mis vellos, pero no podía sentirlo calar en mi piel y mis huesos.
Entré al cuarto de cámaras y me senté por horas allí, viendo grabaciones de diferentes lugares que mis hombres recopilaron en el día mientras mis pulmones se infestaban de nicotina. Este es mi día a día; vivir encerrado en esta casa, tratando de encontrar a la única mujer que he amado en mi vida mientras la muerte me llega.
«Ni siquiera la muerte me daría el placer que tanto ansío sentir en ella».
No hay nada más patético en este puto mundo que un hombre derramando lágrimas por el fantasma de un pasado, anhelando desde lo más profundo del corazón encontrar esa mujer que un día prometió verlas.
No hay nada mejor que estar junto a la persona que amas, despertar con una sonrisa en los labios al sentir su calor envolver tu alma y tu cuerpo, tener la seguridad de que solo la muerte los va a separar y sentir esa ganas de vivir al máximo y sin miedo. Dormir en los brazos de mi Viola y despertar aferrado a su cuerpo como si fuera un soplo de vida que necesito con urgencia no se puede comparar con nada en este mundo.Esperarla por tanto tiempo valió la pena. Aunque los errores nos marcaron y nos alejaron por muchos años, ahora que la tengo en mis brazos, comprendí que ese fue el camino que tuvimos que recorrer para estar hoy aquí. Sin sufrimiento no hay felicidad, y primero tuvimos que sufrir para amarnos como lo hacemos.Nos casamos hace tres meses, fue una boda sencilla y muy íntima, pero para nosotros fue el día más feliz de nuestras vidas. Solo las personas más cercanas a nosotros estuvieron presentes en ese momento donde uní mi vida con la de una mujer maravillosa. Decidimos ca
Tal como lo prometimos esa noche en brazos del otro, acabamos con todos los lazos de ese mundo que nos trajo tanta desgracia y nos liberamos de esa carga que aún seguíamos sosteniendo en nuestros hombros. Le entregué todo a los Lombardi y, aunque intentaron persuadirme para que siguiera trabajando con ellos desde las sombras, aceptaron mi decisión y me desearon lo mejor. Violetta les entregó la mitad de su territorio y la otra se la dejó a Cheviron, justo como se lo había prometido. Hace dos meses nos dedicamos solo a nuestros viñedos y a hacer crecer nuestra familia. Hemos sido muy felices. Al fin tengo el gusto de que la marca lleve nuestro nombre entrelazado y el vino sea reconocido a nivel nacional e internacional.Así como muchos de sus sueños, Violetta decidió abrir una floristería en la zona más prestigiosa de Londres y se ha dedicado mucho a ella y a sacarla adelante desde cero. No me molesta en lo absoluto que quiera hacer cada uno de sus sueños realidad, después de todo, pe
SethTodo iba en marcha, pero siempre tiene que existir esa piedra en el medio de camino que está dispuesta a hacernos caer. Esperaba a ese francés de mierda desde hace mucho, más no pensé que fuera a tardar tanto en venir a buscar a mi mujer y mi hijo.Indro fue con Nana al interior de la casa, pero me hizo prometerle que no pelearía con su falso padre, ya que él también quería hablar con él. No entiendo qué es lo que tiene que decirle y trato de hacerme a la idea de que siempre lo vio a él como un padre y que tal vez entre ellos existe un lazo muy fuerte, uno en el cual yo nunca podré entrar.Abracé a Violetta por la cintura y besé sus labios con suavidad, dándole calma y dándome una confianza que no tenía. Si hay alguien que me saque de mis casillas es ese intento de marido.—No vayas a pelear con él, mi amor.—No te preocupes, mi reina —besé sus labios una vez más—. Mientras él venga en son de paz, no hay nada de lo que debamos pelear, ¿o sí?—No uses tu ironía conmigo, Seth.—No
Ha sido un mes maravilloso, en el cual no hemos dejado de amarnos ni un solo segundo de la noche. Dormir a su lado, despertar entre sus brazos y sentir sus labios sobre mi piel es lo más hermoso que puede existir en este mundo. Ahora bien, fuera de la cama también me tiene atada ese hombre. No hay día que no nos haga feliz, que no nos acompañe a todas partes y trate de fortalecer nuestros lazos como la familia que ahora somos.Nana está muy feliz de vernos juntos a los tres, no deja de decir la hermosa familia que hacemos y lo mucho que nos vemos bien al llevar una sonrisa en los labios y una felicidad inmensa en la mirada.Seth me ha demostrado ser un hombre muy diferente al que conocí. Supongo que la edad y el tiempo que ha pasado lo ha hecho cambiar. Ahora es un hombre más tranquilo, relajado y amoroso. Ese joven egoísta, orgulloso y egocéntrico ya no existe. Es un viejo sabroso y, a diferencia de cuando lo vi por primera vez luego de tanto tiempo, su apariencia descuida tambien ha
ViolaDesperté rodeada de oscuridad, un poco desconcertada, el cuerpo cansado y una sonrisa que no podía borrar de mis labios. La habitación estaba oscura por completo y no había rastro alguno de Seth. ¿A dónde se marchó? ¿Qué hora es?Me estiré en la cama y me sorprendí al ver lo tarde que ya era. Carajo, ¿cuánto he dormido? Bueno, no era para menos luego de todo lo que hicimos en la noche hasta que el sol salió y nos vio brillar bajo su poder mientras nuestros cuerpos no podían dejar de hacerse uno solo. Por más que quise hacerme la fuerte y esperar a que se diera en el momento indicado, lo cierto era que moría por volver a vibrar en sus manos y en esos besos que son tan capaces de enloquecerme en cuestión de segundos. Me enternece que quiera ir a paso lento, pero ¿cómo hago para controlar ese fuego que me corre por las venas cada que nuestras bocas se rozan? Sus ricos besos son mi gran debilidad, no puedo evitar calentarme cada que me estrecha entre sus fuertes brazos y su lengua s
—Desde el día de la subasta te he guardado unas ganas —susurré contra sus labios, deslizando con mucha suavidad mis dedos por la cara interna de su pierna izquierda—. No te imaginas lo mucho que quiero hacerte.—Aquí me tienes —frotó su mano en mi erección y la pegué a mi cuerpo por el trasero—. Soy toda tuya.—Solo mía.Nuestras bocas se acoplaron una vez más, perdiéndose en un beso muy húmedo, cada uno explorando y palpando con calma el cuerpo del otro por encima de la ropa. Con mi mano izquierda recorrí su muslo hasta llegar a ese punto sensible, caliente y húmedo y me percaté de su atrevimiento al darme cuenta que no llevaba nada por debajo. Sonreí, dejando una mordida y una leve succión en su labio inferior, al tiempo que deslizaba mis dedos por su feminidad y la hacía temblar. Está tan húmeda y lista para mí.Profundicé mis dedos en su interior, simulando penetrarla y tocando fondo. Adentraba mis dedos en ella con suavidad y concisión, acelerando poco a poco el ritmo y curvándol
Último capítulo