Ambos hombres se quedaron ahí, de pie, uno al lado del otro, observando a la persona que estaba al otro lado del cristal. Para Cristian era sorprendente: estaba viendo al mismísimo Oliver McCarthy, con su cabello rubio arena, los ojos verdes que había heredado de su padre; eran los mismos ojos verdes que tenía Valentín, por eso se le hacían tan extrañamente familiares. Para él era un poco incomprensible.
— No lo entiendo — dijo — . De verdad, no lo entiendo. ¿Es un clon? ¿No es el verdadero Oliver?
Valentín negó.
— No, no es el verdadero Vital. Se basó en algo que hizo una empresa hace muchos años, algo similar. Pero esto es un poco más macabro.
— ¿De dónde sacaste ese clon? Si es verdad… — le preguntó a Cristian. Aún no era capaz de comprender y aceptar lo que estaba pasando, pero quiso dejarse llevar un poco por aquellos sentimientos de duda que estallaron en su pecho.
— Como sabes, desde que yo era un adolescente he seguido los pasos de Vital, he investigado cada cosa hasta l