MOLLY DAVIS
En mitad de la noche algo perturbó mi sueño. Abrí lentamente mis ojos y sentí el peso del brazo de Alexei, que incluso durante la noche siempre estaba al pendiente de mí. Vi su rostro iluminado por la luna que se escabullía por el ventanal, parecía tan tranquilo. Entonces lo recorrí con la mirada, llegando a su espalda. Aún había algunas heridas en ella que habían sido tan profundas que parecían frescas.
Pensar que cada latigazo que recibió fue a mi nombre me retorcía el corazón.
Desde que me había declarado su amor, él se había vuelto sobreprotector y servicial en exceso. Me trataba como a su muñequita, llevándome en brazos en cada oportunidad, sentándome sobre su regazo, abrazándome con gentileza y al mismo tiempo de manera sobreprotectora. Gracias a eso ni Nadia ni su servidumbre había logrado acercarse, pues no había momento en el día que estuviera sola y lejos de él.
Regresé mi atención hacia el cielo nocturno y con cuidado de no despertar a Alexei escapé de su bra