RACHEL MONROY
Me quedé pasmada, todo había pasado demasiado rápido para que lo comprendiera. Vi a mi padre gritar y el rostro lleno de rabia de mi abuela. Entonces bajé la mirada hacia mi abdomen, el abrecartas de mi padre, ese con un rubí incrustado, ahora brillaba encajado en mi carne, la sangre mojaba mi blusa mientras la mano de mi abuela se mantenía firme, empujando el objeto como si quisiera meterlo hasta mi médula.
Retrocedí tambaleándome al mismo tiempo que ella se apartó. Su rostro había cambiado del odio a la sorpresa. Parecía haber despertado de un estupor, como si por fin fuera consciente de lo que había hecho y no se creyera capaz.
—Mi niña… —susurró llevando sus manos a la boca, sus dedos aún tenían mi sangre escurriendo.
—¡Rachel! —gritó Shawn. Cuando volteé, parecía decidido a terminar de entrar por la ventana, había soltado la computadora, dejándola caer al jardín.
Sostuve el abrecartas, pensando que no tuvo que ser algo tan grave, que estaría bien, pero al dar el pr