RACHEL MONROY
—Rachel… por favor, perdóname —susurró Bastián con la mirada gacha y apretando las manos con fuerza—. Fui un idiota. Idealicé a Andy, pensé que la edad y la manera de ser era un factor determinante. Que ella era una mujer y tú solo una niña.
—Tal vez tienes razón —contesté con un profundo suspiro—. Sigo siendo una niña.
Pensé en Shawn y me sentí estúpida. Decepcionada, no de él, sino de mí misma. Después de Bastián estaba a la deriva, fingiendo que yo era quien dirigía el barco, cuando en realidad estaba intentando no ahogarme nadando contra corriente. Me aferré a Shawn como si fuera un salvavidas, esperando que su amor fuera capaz de unir cada pedazo, estaba desesperada de volver a creer en alguien, que solo terminé hundiéndome más.
—Quiero arreglar las cosas… —agregó Bastián sacándome de mis pensamientos. Entonces lo vi inclinado sobre la mesa, más cerca de mí. Mi cuerpo se paralizó, quise correr, pero simplemente mis músculos estaban adormecidos—. Ese día en la boda