DAMIÁN ASHFORD
—No puedes rebajarte a su nivel —dijo Andy en cuanto por fin colgué la llamada con Lucien—. John puede demandarte por alterar la grabación y usar sus fotografías y expediente clínico. Es ilegal exponer a una persona de esa manera en redes sociales.
Sabía que estaba preocupada por mí, pero no me gustaba que nadie me dijera qué hacer.
—No me demandará —dije con tranquilidad mientras revisaba uno de los papeles del escritorio, leyéndolo sin leer. Solo buscando las palabras indicadas dentro de mi cabeza para que Andy dejara de preocuparse.
—Lo hará… lo sabes —sentenció apoyándose con ambas manos en el escritorio. Entonces levanté mi atención hacia ella, y mi mirada se quedó colgada de su escote por breves segundos antes de caer en la trampa de sus ojos—. Desde que… sé la verdad, siento que no te conozco, que no sé qué esperar de ti.
»¿Qué estás tramando, Damián? Solo dime qué no es nada peligroso.
Me levanté tranquilamente y me dirigí hacia el minibar donde me serví un w