Capítulo 54. La promesa que eligió sostener.
Ellen.
El cielo de Nueva York estaba nublado esta mañana, como si la ciudad contuviera la respiración junto a ella. Faltaba un solo día. Veinticuatro horas. Y una cifra en un papel sellado terminaría por confirmar lo que siempre supo con el alma, con la piel, con la certeza inquebrantable del instinto materno.
Nathan era hijo de Derek. Siempre lo fue.
Y sin embargo, lo que más le pesaba no era la espera del resultado, sino el eco persistente de aquella noche en el bar. No le había contado a Laura ni a Greta. Solo a una persona: Alessandro.
Él había sido su refugio en medio del caos, la calma en la tormenta. Y fue con él con quien se permitió hablar horas después de que volvió del hotel.
No por miedo al juicio de sus amigas, sino por vergüenza propia. Porque, aunque no hubiera pasado nada físico… Se sintió una tonta al correr apenas Derek la llamó. Como si no hubiera aprendido nada. Como si sus pasos, sus muros y sus convicciones fueran papel mojado frente a su voz rota.
Y sin embargo