Capítulo 238.

La mujer se tensó, temblando de forma apenas perceptible. Harper no se movió, salvo para girar la mirada hacia él cuando lo sintió rodearlas, como un depredador midiendo su juego antes del zarpazo.

—Winifred Pelmyde —dijo con delectación—. Su nombre real.

Winifred bajó la cabeza, derrotada, como si cada letra pesara más que la anterior. Harper apenas parpadeó, pero su cuerpo se tensó como si su propia columna se volviera de hierro.

—Esclava de Flavio Bohemond.

La exclamación no fue necesaria. La sola mención del nombre hizo que Winifred soltara un jadeo ahogado. Su respiración se cortó en seco. El silencio en la sala se volvió más frío, mientras Fannie recordaba la forma en la que entraron por ellos, luego de que los vigilantes hubiesen sido sedados por una taza de café.

Harper sintió el estómago encogerse, pero no dijo nada. Solo volvió a mirar a esa mujer que había sido su nana, su escudo, su familia… y ahora era un espectro que no reconocía.

—Mi abuelo —añadió Valente finalmente, a
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