Epílogo. Parte 2.
—¿Harper Visconde?— preguntó Keyla apenas irrumpió en la recepción, sin detener el paso. Llevaba un abrigo encima de la blusa de seda. La enfermera levantó la mirada y en cuanto la reconoció se puso de pie para rendir respeto—. Dejé eso, quiero saber como está Harper Visconde, mi nuera.
La chica movió los dedos en el teclado buscando información para darle a esa mujer que tenía a la mismísima Sara Crown detrás suyo. Como si la primera no fuera lo suficientemente influyente, la segunda le cayó como un rayo directo a su razón para exigirle no cometer un error en la búsqueda.
—Sí, señora Crown, está en el ala privada. El señor Mateo ya está con ella y los médicos fueron…
—No me interesa la lista—interrumpió sin levantar la voz—. Solo dime si está estable. Y si nieta no corre ningún riesgo.
—Todo está bajo control— respondió la mujer, algo más firme.
—Te lo dije— Sara le frotó los hombros a su amiga y la enfermera soltó el aire lentamente, atenta a todo para no perder su empleo ese día