Capítulo 239.
Valente la analizó, sabiendo que debía usar cosas tradicionales con ella y hacerse de lo que tenía a la mano.
—Tu marido tuvo mucha resistencia—, Harper escucho que el prisionero aún se movía, descubriendo su juego, pero no se mosqueó al ver a Valente quitarle las sogas—. De hecho me asombra que siga con sus extremidades funcionando correctamente. Creo que tiene que ver el que sea inmune al dolor. Pero tú no.
Harper retrocedió al instante, comprendiendo la intención. No lo permitiría.
Pero los pasos de dos Centinelas cortaron su ruta. El instinto la hizo atacar, empujando al primero con el hombro, intentando desestabilizarlo, pero el segundo la sujetó con fuerza por la cintura. El forcejeo la sacó de balance, y mientras giraba, Valente se adelantó como un depredador que ve a su presa vacilar, viendo a sus dos hombres luchar por inmovilizarla.
—¡No me toquen!— escupió la mujer con furia.
Fue entonces cuando vino el cabezazo de la pelirroja contra el sujeto que la tenía rodeada por sus