Grecia, al escuchar a Guillermo pronunciar la palabra “bonita”, sintió que una oleada de gozo inundaba su corazón. Reflexionó sobre la posibilidad de que tal vez nunca más volvería a escucharle llamarla de esa manera tan cariñosa. En ese momento, se sintió inmensamente feliz y profundamente agradecida con Dios por tenerlo frente a ella, con vida y consciente.
Guillermo, por su parte, abrió los ojos con cierta dificultad, aún bajo los efectos de la anestesia. Sin embargo, al percibir la presencia de Grecia a su lado, experimentó un deseo abrumador de recuperarse. Quería entender lo que había sucedido durante la operación, ya que sentía que todo había transcurrido de manera demasiado rápida. Para él, había sido solo un instante; pero en realidad, habían sido horas de angustia para Grecia y el equipo médico, quienes lucharon incansablemente por salvar su vida.
—Bonita, ¿mi amor, estás aquí de verdad o estoy soñando? —preguntó con una voz débil y temblorosa.
Grecia, con lágrimas deslizánd