La tensión en la habitación era evidente, todo había cambiado en cuestión de minutos. Lo que había sido un momento candente lleno de pasión, se había transformado en una nueva pesadilla para Laura.
Ella lo miraba con asombro, sin entender por qué Luis Fernando estaba tan impactado por la llamada que había recibido.
—¿Y bien, Luis Fer? ¿Qué pasa? ¿Quién te llamó que te has puesto así? Espero que se trate de algo importante para haberte levantado de la cama de esa forma tan violenta cuando acabamos de hacer el amor.
Luis Fernando, con el teléfono en la mano, pensaba: “Es mejor no decirle nada. Tal vez se trate de una broma, y no quiero que esto la altere y empiece a beber de nuevo.”
—No pasa nada, Laura. Fue alguien que marcó el número equivocado.
—Pero te has puesto demasiado aprensivo para ser solo una llamada equivocada —respondió ella, con cierta suspicacia—. ¿No será que quien te llamó fue la mesera de quinta?
—Por favor, Laura, no empieces con lo mismo. No he sabido nada de Grec