La tensión en el ambiente era insoportable. Hubo un silencio abrumador que duró escasos segundos, pero parecía una eternidad. Grecia, con el corazón latiendo fuertemente en su pecho, no pudo aguantar más y rompió el silencio de manera abrupta.
—¿Pero qué hace esta mujer aquí contigo, Luis Fernando? —preguntó, con su voz llena de incredulidad y rabia.
Luis Fernando, sintiendo que la situación se desmoronaba a su alrededor, tartamudeó en su intento de explicar.
—Grecia, no es lo que estás pensando. Déjame explicarte, yo…
Mientras tanto, Guillermo permanecía callado, observando la escena con una expresión de interés calculado. Analizaba hasta dónde iba a llegar la situación, y si Grecia se atrevería a descubrirse ante él. Era evidente que estaba furiosa y llena de celos. No se trataba solo del hecho de que Miranda estuviera allí; era la sensación de engaño que la consumía, sabiendo que justo un día antes, Luis Fernando había estado con Miranda.
—No me expliques nada. Tú puedes