La atmósfera en el viejo apartamento se tornaba cada vez más tensa. La presión que Luis Fernando estaba ejerciendo sobre el Cuervo para descubrir la verdad sobre el padre de Valentina se estaba convirtiendo en un problema mayor. El Cuervo, con su mirada esquiva y nerviosa, comenzaba a mostrar signos de incomodidad. La situación se había vuelto insostenible, y Grecia temía por lo que pudiera ocurrir, especialmente con la pequeña Valentina, que aún permanecía encerrada en su habitación, escuchando detrás de la puerta todo lo que sucedía.
—Creo que lo mejor será que se vayan. No van a lograr nada con su insistencia —dijo el Cuervo, en un tono fuerte y amenazante.
—Pero Cuervo —intervino Susana, tratando de convencerlo—, podemos sacarle una lana con lo que sabemos. Recuerda que ya no recibiremos un solo centavo más de Villaseñor. ¿Cómo haremos para mantener ahora a la chamaca? ¿Y qué hay de nosotros? Sabes que esa chamaca es un estorbo y ahora más que no recibiremos el dinero que envi