Cap 18. No debiste volver
Catalina
La puerta se cierra detrás de mí con un leve clic, pero el estruendo que siento dentro de mi pecho es ensordecedor.
Camino por el pasillo con pasos temblorosos, como si de pronto mis piernas ya no supieran sostenerme. Las palabras de Gabriel retumban en mi cabeza con la misma violencia con la que las escupió.
“¿Por qué no me esperaste?”
No dejo de repetirlo. ¿Cómo puede tener la osadía de preguntar eso después de haber mandado a su asistente a echarme de su vida sin ni siquiera mirarme a los ojos? Me arde la garganta, el estómago, el alma.
Sin embargo, una parte de mi cerebro me grita que esto cambia las cosas, que esto abre paso a la posibilidad de que todo no haya sido exactamente como yo pensaba.
Pero tan rápido como llega el pensamiento, también desaparece cuándo recuerdo la cantidad de llamadas que le hice, los mensajes que le dejé y cómo él lo único que hizo fue dejarme sin nada.
Avanzo con el corazón desbocado. El nombre “Kitten” aún resuena en mi piel como una maldic