CatalinaLas palabras de Julián se repiten en mi mente, pero es como si mi cerebro se negara a asimilarlas, mientras que mis ojos se enfocan en el hermano del hombre al que amé… y el mismo que me ha destruido la vida.—No comprendo, ¿a qué te refieres con que estoy en peligro?Noto cómo el hermano menor de Gabriel se pasa las manos por el cabello, unos tonos más claros que los del innombrable, antes de poner sus ojos cafés, más suaves que los de su hermano, sobre mí.—Esa noche... ¿realmente copiaste los documentos? —pregunta, bajando un poco la voz.Lo miro fijamente, dolida, sin responder de inmediato. Finalmente niego con la cabeza.—No lo hice. Jamás. Puede que nadie me crea, pero te juro que esa del video no soy yo. No realmente. Yo ni siquiera frecuentaba esa sala, pero no sé cómo hicieron eso y no puedo competir con esas imágenes. Sin embargo creí… creí…—Que él iba a creer en ti —termina por mí y me siento tonta nada más oírlo, aunque es cierto.Yo de verdad pensaba que lo que
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